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1. Precalienta el horno a 160°C (320°F).
2. Forra un molde rectangular de aproximadamente 18x8x8 cm con papel de horno, dejando un poco de papel sobresaliendo por los bordes.
3. Tamiza la harina de trigo al menos dos veces para que quede aireada y sin grumos.
4. En un bol grande, bate los huevos con una batidora eléctrica a alta velocidad durante unos 5 minutos, hasta que estén espumosos y hayan triplicado su volumen.
5. Sin dejar de batir, añade el azúcar poco a poco, batiendo hasta que la mezcla sea de color amarillo pálido y forme cintas al levantar las varillas.
6. Mezcla la miel con el agua caliente y añádela a la mezcla de huevos y azúcar, batiendo suavemente para integrar.
7. Agrega la harina tamizada en tres partes, mezclando suavemente con una espátula después de cada adición, evitando sobrebatir para mantener la esponjosidad.
8. Vierte la masa en el molde preparado y alisa la superficie con una espátula.
9. Golpea suavemente el molde contra la encimera para eliminar burbujas de aire.
10. Hornea en la parte media del horno durante 50-60 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, salga limpio.
11. Si la superficie se dora muy rápido, cubre el bizcocho con papel de aluminio a mitad del tiempo de cocción.
12. Una vez horneado, deja enfriar el bizcocho en el molde durante unos minutos.
13. Desmolda con cuidado y retira el papel de horno.
14. Envuelve el bizcocho aún tibio en film transparente para mantener la humedad y déjalo reposar a temperatura ambiente durante unas horas, preferiblemente toda la noche, para que se asiente y los sabores se desarrollen.
15. Corta el bizcocho en rebanadas gruesas y sírvelo. Es ideal como acompañamiento de té o café. ¡Disfruta de este delicioso bizcocho japonés!
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