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Lo primero que tendremos que tener en cuenta, es elegir bien el tipo de patata, hay patatas que
son mejores para cocer o para guisar y otras que son mejores para freír.
A la hora de comprar las patatas, lo ideal es dejarnos aconsejar por el frutero, o bien fijarnos en
la etiqueta, donde se suele especificar si son buenas para freír, para cocer, o ambas cosas.
Corta las patatas en rodajas o en tiras y colócalas en un bol.
Añade suficiente agua fría para cubrir completamente las patatas.
Agrega dos cucharada de vinagre blanco al agua y mezcla bien para que se distribuya por
todas las patatas.
Remoja las patatas en la mezcla durante al menos 30 minutos, pero no mas de una hora.
Escurre las patatas y sécalas bien con papel de cocina.
Calienta suficiente aceite en una sartén grande hasta que esté bien caliente.
Fríe las patatas en el aceite caliente hasta que estén doradas y crujientes.
Escurre el exceso de aceite y coloca las patatas fritas en un plato.
Espolvorea sal sobre las patatas fritas al gusto.
Se puede utilizar vinagre de vino en lugar de vinagre blanco en esta receta. Sin embargo, es
importante tener en cuenta que el vinagre de vino tiene un sabor más fuerte y distintivo que el
vinagre blanco, por lo que puede afectar el sabor de las patatas fritas.
Si decide utilizar vinagre de vino, le recomiendo que utilice una cantidad menor que la que se
indica en la receta para evitar que el sabor del vinagre sea demasiado fuerte. En lugar de dos
cucharada, puede utilizar solo una cucharada o incluso menos, dependiendo del tipo de vinagre
de vino que utilice y de sus preferencias personales.
¡Ahí lo tienes! Una forma sencilla y deliciosa de hacer patatas fritas extra crujientes con vinagre
blanco. Recuerda que el vinagre ayuda a romper la pectina de las patatas y evitar que se
ablanden demasiado, lo que resulta en unas patatas fritas crujientes y perfectas. Prueba esta
receta en casa y sorprende a tus amigos y familiares con unas patatas fritas irresistiblemente
crujientes. ¡Buen provecho!
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