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Pelamos las patatas, lavamos bien y cortamos en forma de dado.
En una sartén grande, ponemos aceite a calentar a fuego medio alto.
Para freír la patata de nuestra tortilla, no vamos a usar demasiado aceite, no es necesario que
cubra.
Queremos conseguir, una fritura jugosa, que la patata no se quede cruda, pero tampoco
crujiente.
Mientras freímos la patata, iremos batiendo los huevos en un bol grande con un poco de sal.
Para esta tortilla hemos usado huevos XL, si los que tenemos en casa son más pequeños,
pondremos alguno más.
Para un kilo de patatas, 7 u 8 huevos de talla M aproximadamente.
La proporción, patata huevo, es fundamental para conseguir, que nos quede una buena tortilla.
Una vez tengamos la patata frita a nuestro gusto, iremos añadiéndola al bol, así caliente, con
nuestro huevo, con cuidado de que traigan el menos aceite posible.
Mezclamos bien, el huevo se va a empezar a cocinar con el calor de nuestras patatas.
Es el momento de elegir la sartén que queremos utilizar para hacer la tortilla.
Si nos gusta que quede gordita, usaremos una sartén más pequeña, pero si por lo contrario nos
gusta la tortilla más fina, necesitamos una sartén más grande.
Tampoco vamos a poner demasiado aceite, solo lo suficiente para engrasar la base.
Una tortilla demasiado grasa, se nos puede romper al dar la vuelta o incluso que se pague.
También ahora, es fundamental, elegir la potencia de nuestro fuego ideal, según nuestro gusto.
Si queremos una tortilla con el huevo bien hecho por dentro, usaremos un fuego más bajo.
Si, por lo contrario, nos gusta una tortilla, un poco líquida por el centro, usaremos el fuego algo
más fuerte, para que se dore por fuera antes de que se haga por dentro.
Ponemos el huevo con la patata frita en nuestra sarten y cocinamos, por un lado, cuando
veamos que por los bordes superiores ya se está cocinando, podemos dar la vuelta con una
tapa o plato grande.
Así hacía la abuela para que la tortilla española le quedara deliciosa.
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